La botica requenense de hace cinco siglos sorprende en el último Congreso Nacional de Farmacéuticos

Los y las profesionales de la farmacia del siglo XXI se reunieron recientemente en Valencia. Era su 23 Congreso Nacional y el momento para debatir temas candentes en el sector como innovaciones sobre el ARN, dermocosmética oncológica o herramientas digitales. Pero además de las sesiones de trabajo, las 1.800 personas de toda España que se reunieron en el Palacio de Congresos de Valencia pudieron disfrutar de un museo efímero dedicado a la ciencia farmacéutica valenciana, una experiencia organizada por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia. En él ocupó un espacio principal la exposición Recreando una botica de medeçinas de Requena en 1545.

Recreando la ciencia del siglo XVI a partir de un expediente administrativo

Documento sobre boticas de 1545

Comisariada por Fernando Moya Muñoz y el Archivo Municipal de Requena junto con miembros del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia, esta exposición recrea una botica de Requena de 1545. Y cuando decimos recrea quiere decir que la hace revivir. Pero no con ayuda de la imaginación sino de la documentación.

Y es que en el Archivo Municipal de Requena se conserva el expediente de una inspección realizada en esa fecha a las boticas del lugar. Es un documento tan técnico como todo el material administrativo, pero de un gran valor: a lo largo de las catorce páginas en las que se extiende, el médico Cristóbal hizo una lista con los elementos simples, compuestos, ungüentos, emplastos, aceites, estomáticos, píldoras, conservas, pólvoras, resinas y gomas que estaban presentes en las tres boticas de la época: la de Lorenzo de Ahumada, la de Alonso Calvo y la de Juan Navarro Sacedo.

Sí, el Concejo de la época se preocupaba de que las boticas de Requena estuvieran bien abastecidas y se esforzaba por conseguir y fidelizar para la población a médicos, boticarios y cirujanos.

Hierbas del entorno natural, minerales y resinas para curar

Fernando Moya, presidente del Centro de Estudios Requenenses y cronista oficial de Fuenterrobles, se ocupó de recolectar para la exposición durante un año casi todos los elementos simples de las boticas de Requena.

Entre las hierbas utilizadas hay que mencionar las siguientes: lirio, muérdago, cidra, anís, hinojo, eneldo, laurel, mirto, ciprés, cubeba, rosas, violetas, manzanilla, cantueso, mejorana, camedrio, salvia, menta, ajenjo, hierbabuena, membrillos, ruda, culantrillo, fumaria, sauco, almendras, azafrán, ruibarbo, mirabolanos, pimienta, nuez moscada, macis, jengibre, regaliz, canela, alcanfor, álamo negro, cardamomo, beleño, zumaque, valeriana y un largo etcétera.

En el apartado de minerales destaca el alumbre, azufre, bolo arménico, sulfato de cobre, cristal o lapis specularis, cobre, esmeraldas, hematites, magnetita, sal gema, tierra sellada, zafiros, lapislázuli, rubíes, topacios o granates.

Llaman la atención las sustancias de origen animal como el aceite de alacranes, hueso y cabeza de ciervo, castor, almizcle, coral rojo y blanco, perlas, aljófar, rasura de marfil, miel, grasa de gallina y de cerdo y cera blanca.

Gomas y resinas presentes en las boticas de Requena eran la almáciga, el incienso, estoraque, opopónaco, mirra, sangre de Dragón, opio, resina de pino, elemí, goma arábiga, colofonia y ámbar.

Los responsables de la muestra

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