Un tesoro de papel que contiene la historia de la comarca

En el barrio de la Villa de Requena, en un edificio adornado con una portada renacentista junto a la iglesia de Santa María, se encuentra uno de los tesoros más valiosos de nuestra comarca. Las piezas que lo componen se guardan allí con mimo. Por su valor. Y porque son tremendamente frágiles: están hechas de tinta, papel y pergamino, materiales a los que el tiempo convierte en polvo con facilidad. Tinta, papel y pergamino que por sí mismos valen muy poco, pero que aquí se unen para adquirir una importancia enorme. Porque registran la memoria de nuestro territorio desde el siglo XIII. Hablamos del Archivo Municipal de Requena.

Los documentos, incluso los más importantes, suelen tener vidas azarosas: se pierden, se copian, se olvidan, se desintegran y se mutilan; se mojan por azar, se usan para encender el fuego o se reutilizan para envolver mercancías. Por eso, porque son difíciles de conservar, el conjunto de documentos del Archivo Municipal de Requena debe ser considerado como un auténtico tesoro. 

Un valor incalculable para toda la comarca 

La historia de las instituciones ha querido que este material sea hoy un archivo municipal, pero su contenido es esencial para conocer bien el pasado y el presente de toda nuestra comarca. Después de todo, los pueblos que componen nuestra meseta, salvo Sinarcas, más algún municipio de Cuenca (como Mira) pertenecieron en su momento al término de Requena.  

“La importancia de la documentación viene dada por el gran valor que este espacio geográfico tenía para los reyes de Castilla, puesto que esto era territorio de frontera entre su reino y el de Valencia”, explica Ignacio Latorre, responsable del archivo desde su apertura en 2005. Por eso, en lugar de cederlo a algún noble tras la Reconquista, el alfoz de Requena quedó en manos del rey. Y como al rey Alfonso X el Sabio lo que más le interesaba era que nuestra comarca se poblara lo mejor posible para que estuviera bien defendida, concedió al municipio prácticamente todo lo que allí tenía valor: sus montes, sus ríos, sus pastos… riquezas que el pueblo podía gestionar como mejor considerase. 

Y, claro, para que quedara memoria de todo ello, esas concesiones quedaron expresadas en el correspondiente documento: la Carta Puebla de Requena y su alfoz. 

Piezas esenciales y largas series para rastrear la evolución del territorio 

Han pasado 765 años desde su firma. Y el documento sigue ahí. Mutilado, pero dispuesto a informar con precisión de la voluntad de un rey tan lejano que casi parece de leyenda. Es la pieza más antigua y más importante del archivo. Pero lo que le da un carácter único al conjunto documental es la continuidad que tiene en el tiempo. Series que se registran año tras año y que permiten tener una visión muy clara de la evolución histórica del territorio. 

“La Carta Puebla es el inicio del acervo documental de Requena. Pero inmediatamente después aparecen decenas de provisiones reales de los siglos XIV, del XV… y los privilegios. Porque Requena fue muy privilegiada”, comenta el archivero, quien destaca de forma especial una de las series que conserva la institución: “Tienen especial importancia las actas municipales, que se inician en 1520 y, con pocas lagunas cronológica, se continúan hasta la actualidad. Eso nos permite tener un enorme banco de datos sobre la vida, la agricultura y la economía de toda la comarca”. 

También están en el archivo las concordias históricas firmadas con los pueblos vecinos, los amojonamientos y la gestión de las dehesas que, como recuerda Latorre, “sirvieron muchas veces para pagar los onerosísimos tributos de los Austrias” y que, con el tiempo, se fueron roturando, cambiando así la vida local y el paisaje de nuestro entorno. Hay también una serie sobre el pósito municipal y otra generada por las levas y quintas que se inicia en 1636. Encontramos también las respuestas de particulares al Catastro del Marqués de la Ensenada (de 1752) y abundante documentación económica e impositiva desde el s. XVII al XIX. También están cuentas de propios que aparecen desde el s. XVI. En ellas, un ojo poco entrenado solo ve documentos contables, pero el responsable del archivo señala su importancia porque las cuentas, al final, “son la verdad de la vida”. 

De los fondos más recientes merece la pena destacar el archivo de la Sección Femenina y otro esencial: el que se corresponde con la prensa histórica de la comarca. Una sección que hoy nos permite estudiar el día a día de nuestros abuelos a través de las noticias, la opinión y la publicidad que para ellos fue rabiosa actualidad.

Un archivo vivo y en constante crecimiento 

Pero un archivo no es un espacio congelado en el tiempo y este lo demuestra porque está en constante crecimiento. Su prestigio y el cuidado con el que se trabaja en él ha favorecido que haya cada vez más donaciones para engrosar sus fondos. 

Especial interés tiene el archivo sonoro que donó el gran folclorista Fermín Pardo porque está compuesto por el material que fue recogiendo a lo largo de su extensa actividad investigadora: 11.200 piezas grabadas desde los primeros setenta que llegaron en formato de cinta de casete y que se digitalizaron con posterioridad. 

También llegaron a este lugar, entre otros, el archivo y la biblioteca de José Martínez Ortiz, cronista oficial de Utiel, el archivo del poeta Venancio Serrano Clavero o las películas de Juan García Ruiz, muchas de las cuales nos muestran la Fiesta de la Vendimia de otros tiempos. También están aquí los documentos del archivo personal de José Gómez de León, personaje que se destacó por su actuación durante la epidemia de cólera de 1855 y que fue alcaide de las cárceles de Requena.  

Completa el conjunto otra sección clave: un archivo gráfico que reúne y digitaliza imágenes de procedencia diversa. De momento, está formado por 140.000 imágenes aproximadamente. 

Un elemento clave para conocer la historia de nuestra vitivinicultura 

Latorre también señala que, por sus características, el archivo tiene especial importancia para el conocimiento del vino y de toda su cultura. Nos permite calcular la cantidad de viñedo que ha habido en el término de Requena desde el siglo XVI y saber cómo y en qué áreas se fue extendiendo. Tenemos también mucha documentación sobre los impuestos que se aplicaban al vino, el coste de los trabajadores de la vid, las fechas elegidas para vendimiar, las exigencias que había a la hora de vender el vino… Una visión histórica que pocos territorios tienen y que en nuestro caso va desde los tiempos del medievo hasta la última fiesta de la vendimia. 

Requena siempre fue muy celosa de sus documentos. Con ellos, el propio municipio o su ciudadanía podían demostrar que tenían derechos concretos sobre tierras, montes o bienes diversos. Por eso, porque era consciente de su valor, el municipio se cuidó mucho de conservarlos contra viento y marea, en tiempos de paz y de guerra, en momentos de pestes y de crisis. Porque sobre esos frágiles papeles y esas viejas pieles, la tinta dejaba constancia de su pasado y de los derechos sobre los que se construía su futuro.  

¿Quieres ver algunos de sus documentos? Mira el siguiente reportaje. 

 

Para saber más: 

  • El documento del mes: Todos los meses del año, Ignacio Latorre selecciona un documento del Archivo Municipal de Requena y lo comentan él o algunos colaboradores. Tienes la nómina de todos los que se han comentado hasta el momento en este enlace: https://www.requena.es/listado/documento-del-mes 
  • Un archivo para la cultura del vino en la comarca: En este video, Latorre cuenta cómo el Archivo Municipal de Requena nos permite reconstruir la cultura del vino en la comarca desde la época medieval: https://www.youtube.com/watch?v=OXpWe6pQpt0&t=13s
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