Este otoño se ha celebrado la edición número 18 de las Jornadas de Puertas Abiertas de Kelin, una propuesta que se ha consolidado en el tiempo y que ha logrado dos importantes metas: que la población local conozca y ame a sus antepasados de la antigüedad y que toda la Comunidad Valenciana sepa que en el interior hay muchos tesoros por descubrir.
“Un trabajo financiado con dinero público debía revertir a la sociedad”, dice Consuelo Mata. “Por eso nos empeñamos en buscar el modo de mostrar al público general el yacimiento de Kelin”. La prestigiosa arqueóloga, que también ha sido profesora de varias generaciones de especialistas salidos de la Universidad de Valencia, es una de las personas que mejor conoce Kelin y la cultura íbera. Fue ella quien se impuso la tarea de buscar el modo de dar a conocer este importante patrimonio arqueológico ubicado en Caudete de las Fuentes en el que había pasado tanto tiempo trabajando.
El yacimiento se había comenzado a excavar en los años 50. Tras un tiempo de inactividad, los trabajos se retomaron en 1989 a manos de la Universidad de Valencia. Se dieron por finalizados en 2002. Pero, por mucho que las piedras hubieran hablado con claridad para los expertos, ni los lugareños ni los visitantes podían comprender bien esos signos sin ayuda especializada. Esa fue la tarea en la que se empeñaron Mata y la Universidad junto con el ayuntamiento de Caudete de las Fuentes y el resto de las administraciones locales. Lo más urgente era conseguir un presupuesto.
Conseguir que las piedras hablen
La oportunidad se presentó en 2004 de la mano de los fondos Leader Plus que destinaron una partida a este proyecto. Entonces se pudo poner en valor la excavación: se consolidaron y restauraron los restos constructivos y se colocaron carteles explicativos: las piedras hablaban ya de forma más fácil de entender para toda la población. La inauguración de estos trabajos se celebró en diciembre de 2004 e incluyó visitas, talleres didácticos y dos actuaciones de un grupo teatral dedicado a las recreaciones históricas y especializado en los íberos.
El éxito del evento hizo que todas las instituciones involucradas pensaran en repetir el experiencia. Así fue cómo al año siguiente comenzaron las jornadas de puertas abiertas de Kelin que, como explica la arqueóloga, “tienen como finalidad acercar el patrimonio arqueológico ibero al público mediante recursos teatralizados, llevados a cabo por personal especialista en arqueología”. Y por eso cada edición tiene una temática centrada especialmente en aspectos diversos de la vida cotidiana: el tejido, el matrimonio, la vendimia, los rituales de paso, el comercio, las costumbres funerarias e, incluso, la destrucción y abandono de Kelin a principios del siglo primero de nuestra era.
Una propuesta consolidada que da proyección al territorio
Laura Hortelano es una arqueóloga independiente que trabaja en el yacimiento y que ha visto crecer el interés por el mismo. Un interés que ha crecido entre los escolares de Caudete y de la comarca, a los que acompaña en visitas guiadas y que vuelven cada año con nuevas preguntas y curiosidad renovada. Y también ha podido observar cómo en cada edición de las Jornadas de Puertas Abiertas llegan más visitantes de toda la comunidad autónoma atraídos por la posibilidad de conocer tanto la historia como el presente de la comarca.
“La progresión de las jornadas de puertas abiertas ha sido muy interesante porque fue el primer yacimiento valenciano en tener una actividad de estas características. Hasta 2019 había un crecimiento consolidado en las jornadas; el número de visitantes crecía de forma natural y la población de Caudete participaba con gusto. Pero la pandemia ha supuesto una interrupción muy brusca y retomar el ritmo no está resultando fácil. Y en conseguirlo se está volcando toda la población, especialmente un ayuntamiento tan pequeño como este”.
Este mismo otoño, Kelin ha celebrado la edición número 18 de estas jornadas. Se ha recuperado la cita y, con ella, han regresado las visitas de curiosos de toda la Comunidad Valenciana dispuestos a comprobar, como dice la arqueóloga, “que hay vida más allá del Portillo”. El ritmo se rompió, pero todas las personas e instituciones implicadas trabajan para recuperarlo y que el amor por los íberos siga creciendo.