Fiestas tradicionales de invierno: hogueras y pan bendito

Cada año, cuarenta días después de la Navidad, Fuenterrobles se engalana para celebrar la Virgen de la Candelaria. Las almendras peladas y molidas se convierten en una rica torta, los trajes tradicionales salen del baúl para ir a la procesión y el pueblo entero renueva una vieja tradición que hoy es «bien de relevancia local inmaterial». Una tradición, la del pan bendito, que junto con la de las hogueras, marcan cada año el transcurso del invierno.

Las fiestas populares y las tradiciones asociadas al invierno que conservamos en el Territorio Bobal están marcadas de forma especial por la luz y el fuego. Precisamente cuando el año se aproxima a sus días más cortos, en el solsticio de invierno, y hasta que llega el equinoccio de marzo, se multiplican las hogueras y con ellas todo su poder simbólico y su enorme potencia primitiva. Atravesamos todo el invierno con hogueras asociadas al santoral. Los fuegos festivos van desde San Nicolás, a comienzos de diciembre, hasta San José, bien entrado marzo. En enero tenemos a San Antón (día 17) y a San Julián (día 28) y en febrero, las fiestas de La Candelaria (día 2), San Blas (día 3) y Santa Águeda (día 5). Y, sobre todas las hogueras que se celebran en nuestra comarca, destaca la que Venta del Moro dedica a su patrona, la Virgen de Loreto (10 de diciembre), en su víspera; una hoguera impresionante que el pasado año 2022 fue declarada bien de relevancia local inmaterial por la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte.

 

Preparando la hoguera Virgen de Loreto de Venta del Moro. Diciembre de 2017. Nuria López

 

Hoguera de la Virgen de Loreto en Venta del Moro.

Hoguera de Jaraguas. Diciembre 2022

Hoguera de San Antón. Casas de Pradas. Enero 2019

Pero, además de las hogueras, hay otra tradición especialmente interesante que se ha conservado en nuestro territorio: la del pan bendito. Es una festividad que recorre todo el calendario, que toma formas muy diversas y que tiene gran arraigo en diversas localidades. Una de ellas es Fuenterrobles, donde se celebra con motivo de la Candelaria.

Pan para repartir y para sanar

El pan bendito es una tradición que se puede rastrear por toda España y que ha tenido una presencia especialmente intensa en nuestra comarca. Básicamente, la costumbre consiste en llevar panes a la iglesia el día de la fiesta señalada para que sean bendecidos y luego repartirlos entre los fieles y los más necesitados del lugar. Hay muchas variantes de la tradición y muy diferentes recetas para elaborar esos panes, incluso dentro de nuestra geografía comarcal. Hay panes redondos, en forma de estrella o alargados; panes con ingredientes básicos y panes con aceite y matalahúva; panes salados, dulces e incluso mazapán. Pero todos tienen en común el hecho de que se presentan como una ofrenda que se lleva a la iglesia para ser bendecida y que posteriormente se reparte.

“Es un pan que se comparte y se ofrece a quienes no tienen alimento, como un acto de caridad cristiana; de ahí que en muchos de nuestros pueblos a estos panes se les llama caridás ‒comenta Fernando Moya, estudioso de las tradiciones locales y cronista de Fuenterrobles‒. Pero es también un pan que adquiere unas propiedades especiales. Es evidente que la iglesia siempre busca que estos actos queden claramente separados de lo litúrgico y por eso el reparto se hace fuera del recinto sagrado. Pero podemos comprobar que, al estar bendecido y asociado a un santo o a un advocación mariana, a este pan se le atribuye un poder especial. Por eso era normal que las familias guardaran una parte para dárselo a los animales cuando enfermaban o para repartir unas migas en la calle cuando amenazaba una mala tormenta. Todo eso nos da una idea del poder mágico atribuido a estos panes”.

Pan Bendito de El Rebollar. Febrero 2013

Pan bendito de San Antonio. 2013

Pan Bendito en la Virgen de Agosto. La Portera / Pan Bendito de San Isidro. Villar de Olmos

Un gran mazapán para la Virgen de las Candelas

Uno de los rituales en torno al pan bendito que con más fuerza se han conservado en el Territorio Bobal lo encontramos en Fuenterrobles donde, en lugar de pequeñas piezas saladas, bendicen y reparten una gran torta de mazapán. Se trata de “la torta de la Candelaria” en torno a la cual se organiza una celebración muy participativa que revive cada año cuarenta días después de Navidad, en la fiesta de la Purificación de la Virgen, el 2 de febrero. La fiesta fue declarada Bien de relevancia local inmaterial por parte de la Generalitat Valenciana justo antes de finalizar el pasado 2022.

Torta de la Candelaria en Fuenterrobles. Años 60

La confección de la torta está encomendada cada año a una familia diferente que previamente se ha postulado para ello. Con almendras molidas, azúcar, canela y limón se fabrica la pasta básica de la torta y se coloca sobre un gran molde redondo. Este molde está bordeado por trece varillas y cuenta con una más en el centro. Sobre cada una de esas catorce varillas se coloca un cono que en Fuenterrobles denominan pino y está elaborado con turrón. En la varilla central hay, además, otra pieza en forma de rollo. El conjunto se decora profusamente con motivos marianos, utilizando otros dulces, papel de colores y flores naturales.

Torta preparada y lista para la procesión.

La torta se expone en la casa de la familia protagonista desde la víspera de la fiesta y, llegado el día de la candelaria, el dulce se traslada a la iglesia en andas acompañando a la imagen de la Virgen. Cuando terminan los actos religiosos, la torta regresa a la casa de la que salió para realizar el reparto, pues esa es una característica esencial del pan bendito. Y el reparto tiene sus reglas: el rollo que hay en la varilla central, llamado “el rollo del cura”, está reservado, como su nombre indica, para el cura del pueblo y el pino de esa misma varilla del centro es para la clavariesa del año. El resto de los pinos se ponen en venta para financiar a la cofradía que mantiene la tradición. Y la torta propiamente dicha se reparte entre quienes han participado en el acto y se han acercado a la casa.

Camino de la iglesia / Acompañando a la Virgen de las Candelas

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Fotografías: Archivo Municipal de Requena y colección de Fernando Moya
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