El proyecto educativo que la DO Utiel- Requena y los institutos de enseñanza media de la comarca impulsan desde hace casi 10 años avanza dando nuevos frutos cada curso. Lo último que nos han presentado ha sido un proyecto de artes plásticas desarrollado el pasado ejercicio en el que se integran la cultura vitivinícola y la sostenibilidad medioambiental. Es un derroche de creatividad e innovación que permite que los y las adolescentes de nuestra tierra reflexionen sobre sus propias raíces y sobre su futuro.
La Denominación de Origen Utiel-Requena, dentro del proyecto educativo de Integración de la Cultura Vitivinícola en los centros educativos de la comarca, lanzó el pasado curso un curioso desafío a los cinco centros de secundaria ubicados en la comarca: dar una segunda vida a antiguos indicadores que durante años sirvieron, desde sus fachadas, para distinguir a las bodegas acogidas a la DO y que ya se habían retirado. Eran carteles fabricados en metacrilato y la pregunta fue: ¿es posible darles una segunda vida?
Sí, ese era el reto: trabajar con la materialidad de aquellos carteles integrando en ese ejercicio un compromiso con la sostenibilidad. No era un ejercicio sencillo. Pero los cinco centros de la comarca se pusieron en marcha. Cada uno siguió su propio camino.
De la geometría lírica de Anzo al mapa afectivo del alumnado
En el IES Miguel Ballesteros de Utiel la profesora de plástica, Leticia Iranzo, invitó a su alumnado a descubrir y explorar la obra plástica de aquel gran artista utielano que fue Anzo y reinterpretar 14 de sus obras sobre esos metacrilatos utilizando una técnica mixta. Y las chicas y chicos protagonizaron una arriesgada y colorista conversación con el artista. El conjunto se convirtió en una exposición titulada ReinterpretAnzo.
Desde el IES Oleana de Requena y de la mano de la profesora Marta Hurtado, se optó por elaborar un mural con el propio instituto en el centro. Desde ese punto, una serie de caminos llevan a los diferentes núcleos urbanos de la comarca, convirtiendo el mural en un mapa que es a la vez geográfico y afectivo donde cada estudiante se busca y donde reconoce su propio pueblo o el de su familia.
Piezas se leen por separado. Piezas que se agrupan
En el Colegio Santa Ana de Utiel y de la mano del profesor Luis Díaz, el alumnado pintó en sus metacrilatos las diferentes fases de la vid a lo largo del año. Desde su desnudez invernal hasta la cepa repleta de racimos. Cada pieza, un momento diferente. La magia se produce al superponer todos los elementos que antes estaban sueltos, lo que provoca una sorprendente impresión de profundidad
Curiosamente, el alumnado del IES Nº 1 de Requena, de la mano de Celia Blanquer, también jugó con las distintas piezas de metacrilato. Sobre varias de ellas los chicos y chicas pintaron con pinturas acrílicas diferentes elementos de una cepa. Cada pieza es una obra que funciona individualmente. Pero cada una de ellas también puede emparejada con otra o agruparse como un gran conjunto.
Recalamos por fin en el IES Alameda de Utiel, un centro que en este momento se encuentra aún disgregado en diferentes espacios porque el original se vio muy afectado por la dana de octubre del 2024. En ese centro, la pasión por la hostelería llevó al alumnado a aplicar una mirada diferente: la del diseño útil. Por eso, aunque inicialmente pensaron en aspectos más decorativas, finalmente apostaron por confeccionar carritos camarera para el servicio en sala.
Paisaje con la sostenibilidad al fondo
Todas las propuestas desarrolladas en los cinco IES son diferentes, pero todas contienen un mismo objetivo que consiste en sensibilizar al alumnado en las “7R” de la sostenibilidad: Rediseñar, Reducir, Reutilizar, Reparar, Renovar, Recuperar y Reciclar. Pero sin perder de vista las propias raíces y la cultura de la vid y el vino.
Después de casi 10 años de colaboración entre la DO Utiel-Requena y los centros de secundaria, resulta más que evidente que, con estos proyectos, los espacios formativos transmiten mucho más que conocimientos: también se puede cultivar el orgullo de pertenencia y el amor por lo propio. Por eso, si ahora en los pasillos de estos centros podemos encontrarnos una cepa que brota en acrílico o un mapa que reconoce la comarca, debemos entender que son piezas que hablan de nosotros, de cómo queremos mirarnos y cómo deseamos enfrentar el futuro.





