La Estela de Sinarcas: un mensaje ibérico que atraviesa los siglos

Los expertos son contundentes: la estela de Sinarcas, también llamada estela ibérica del Pozo Viejo, es un tesoro arqueológico único. Hablamos de un monumento funerario descubierto en 1941 que destaca por su rareza y excelente conservación y que aporta claves esenciales para entender la historia, la lengua y la escritura de los íberos. Ahora, la estela acaba de ser reinterpretada.

Ocho décadas después de su descubrimiento, la estela de Sinarcas es parte de la identidad de este pueblo. Está presente en señalética que la marca turística Tierra Bobal ha puesto en marcha; está también reproducida en el parque municipal y, desde 2024, da nombre al colegio público de la localidad Y, sin embargo, ese curioso monumento funerario sigue encerrando muchos enigmas.

Prueba de ello son las investigaciones recientemente publicadas por David Quixal Santos, Joan Ferrer i Jané y Pascual Iranzo Viana en la revista Archivo de Prehistoria Levantina. Los estudiosos han reinterpretado en este artículo la pieza y su contexto. Un trabajo que ofrece una visión más precisa de su significado y que refuerzan el valor de esta estela como patrimonio cultural de primer orden.

Un hallazgo fortuito con vocación de eternidad

El descubrimiento de la estela tuvo lugar en los momentos más duros de la posguerra. Era 1941 cuando Alejandro Monterde, vecino de Sinarcas, excavaba un pozo para transformar en huerta un terreno de secano. Al limpiar su propiedad, se topó con una gran piedra caliza tallada con signos extraños. La piedra podría haber terminado como simple adorno doméstico, pero gracias a la intervención de la funcionaria María Vicenta Pérez, terminó en el Museu de Prehistòria de València, donde hoy se exhibe como una de las piezas clave de la colección.

Pero ¿qué es una estela y qué hace que esta sea tan especial?

Una estela funeraria es una piedra tallada que se colocaba en vertical sobre una tumba o junto a ella para marcar su ubicación y, a menudo, rendir homenaje al difunto mediante inscripciones, símbolos o relieves. Es fácil encontrar este tipo de hitos en los museos arqueológicos pues han sido utilizadas en muchas culturas. Pero la que ahora nos ocupa, que está tallada en caliza local, mide 76 cm de alto y pesa unos 85 kg, es excepcional. Y es que la de Sinarcas conserva la inscripción más extensa en lengua ibérica sobre piedra conocida hasta la fecha.

Además, en su parte superior contiene signos de mayor tamaño que antes no habían sido interpretados y que, según el estudio de Quixal, Ferrer e Iranzo, se pueden interpretar como un dato numérico o de superficie, lo que podría ser una fórmula similar a la costumbre romana denominada “pedatura”.

La “pedatura” eran unas indicaciones típicas de las estelas romanas que señalaban las dimensiones del espacio funerario. Y este detalle, precisamente, es otro de los elementos que hacen única la Estela de Sinarcas, porque la presencia de esos signos en la zona superior supone algo excepcional en epigrafía ibérica. Y ¿qué estarían indicando esos signos? Según esta nueva lectura, estamos ante un indicio claro de que las culturas ibérica y romana ya se estaban mezclando en este momento de transición histórica.

Es decir, la estela de Sinarcas sería un ejemplo de hibridación cultural pues estaría mostrando cómo, en el siglo I a.C., las élites ibéricas se estaban adaptando al poder romano: incorporaban símbolos de prestigio (en este caso las fórmulas funerarias romanas) para mantener su estatus, pero manteniendo su lengua y signos de identidad.

Esta teoría estaría reforzada en otro documento escrito en piedra: una de las lápidas romanas encontradas también en la zona que estaría a nombre de L. Horacio, hijo de Marco Viseredin. Es decir, un nombre típicamente romano que conservó su cognomen (el apodo o apellido) su nombre ibérico.

Un yacimiento clave: el Pozo Viejo

La estela encontrada en el lugar llamado Pozo Viejo fue el primero y más importante de muchos hallazgos. Y es que su descubrimiento permitió conocer y excavar la zona y encontrar un espacio destinado a los enterramientos que estuvo activo desde finales del periodo ibérico (el siglo II a.C.) hasta la época altoimperial romana (en el II d.C.). Por eso se encontraron también allí algunas urnas cinerarias, cerámicas, monedas y terracotas. Es decir, que se trataba de un espacio funerario importante para nuestros ascendientes prerromanos.

No debemos olvidar que este lugar se encontraba dentro del ámbito de influencia de Kelin (que se encontraba en nuestro actual Caudete de las Fuentes), el mayor centro político y económico ibérico de la zona.

Un mensaje en lengua ibérica

Pero la pregunta que se hace cualquier persona curiosa que se aproxima a esta famosa piedra es ¿qué hay escrito en el texto de la estela? La respuesta es simple: no lo sabemos con exactitud.

El texto de la estela está escrito con los signos del lenguaje ibérico nororiental y, hoy por hoy, su contenido es un auténtico rompecabezas para los lingüistas. Porque no hay separación entre palabras y porque, aunque algunas secuencias se pueden interpretar, otras muchas siguen sin poder ser traducidas. No tenemos una “piedra roseta” que nos ayude a interpretar la escritura ibérica. Aun así, se han identificado nombres de persona y posibles verbos.

Uno de los autores del artículo antes citado, Pascual Iranzo, que es arqueólogo y especialista en la historia de Sinarcas, nos recuerda que el gran filólogo Javier de Hoz tradujo la primera y la última secuencia de la estela, que estaría indicando lo siguiente: «Esta [tumba] es de Baisetas, el hijo de Iltutas»…»Basilbarkar dedicó esta tumba».

Así que los nombres de tres personajes que vivieron y murieron hace siglos atraviesan el tiempo gracias a la estela.

Un puente con otras lenguas europeas

La lengua ibérica, aún no descifrada por completo, no pertenece a la familia lingüística más habitual en Europa, la indoeuropea. Eso supone que su estudio se realiza comparándola con otras lenguas antiguas de la Península y del Mediterráneo occidental con las que tiene rasgos comunes.

Por eso es tan importante el texto de Sinarcas. Porque:

  • Ayuda a mejorar el conocimiento del léxico ibérico y su estructura.
  • Permite estudiar préstamos y paralelismos con el latín y otras lenguas paleohispánicas como el celtibérico.
  • Permite comprender la evolución de la escritura ibérica, uno de los pocos sistemas de escritura semisilábicos de Europa.

Patrimonio vivo e identidad local

Más allá de su interés académico, la estela se ha convertido en un símbolo emocional para Sinarcas. El hecho de que presida la entrada al municipio, inspire réplicas artísticas y dé nombre al colegio local demuestra cómo un hallazgo arqueológico puede alimentar el orgullo y la cohesión social. Es una joya patrimonial que merece ser conocida y protegida.

Como escriben Quixal, Ferrer e Iranzo, este tipo de monumentos son “mensajes desde el pasado” que seguirán hablándonos si los conservamos y los integramos en nuestra vida cultural.

 

Saber más:

  • Puedes contemplar la Estela de Sinarcas en el Museo de Prehistoria de Valencia. En este enlace tienes la ficha de la pieza.
  • Si te animas a leer el artículo de los especialistas, te lo puedes descargar aquí.

 

Fotos del Museu de Prehistòria de València

Contact Us

We're not around right now. But you can send us an email and we'll get back to you, asap.

Not readable? Change text. captcha txt