Y el vino cambió la comarca entera

El periodo de esplendor de la vitivinicultura de Tierra Bobal se inició a partir de la segunda mitad del siglo XIX. La demanda de vino en Europa crecía y nuestra comarca se puso en marcha para abastecer la demanda de todo un continente. Fue una Edad de Oro que solo comenzaría a declinar en las primeras décadas del siglo XX, cuando buena parte del comercio francés sustituyó las importaciones de vino español por los que procedían de su colonia en Argelia. Pero su brillo aún duraría años. 

Esta fiebre del vino fue una transformación económica radical que provocó también enormes cambios sociales en la comarca. Porque, si bien es cierto que la Tierra Bobal presentaba un clima y una tierra ideales para el cultivo de la vid (y que se mantuvo libre de filoxera durante muchas décadas) y contaba con una sólida cultura en torno al cultivo de la vid y la elaboración de vinos, nada de esto hubiera sido posible sin una sociedad dispuesta a dar un salto tan grande. 

La apuesta por el vino se hace general 

La apuesta por la vid y el vino se había iniciado en el siglo XVIII (a una escala mucho más reducida) en Utiel y su entorno más próximo. Así que, cuando la demanda internacional creció, toda la comarca conocía los pasos necesarios para atenderla. A ello hemos de sumar varias circunstancias: el final del comercio de la seda, que había estado muy presente en Requena, y nuevas expoliaciones y desamortizaciones, que pusieron más tierras en manos de familias (tanto locales como asentadas en Valencia) dispuestas a obtener buenos rendimientos.  

El resultado histórico fue una burguesía dispuesta a invertir su capital en viñedos y bodegas. E incluso a compartir el esfuerzo con viñadores que se convertirían luego en propietarios a través de contratos de plantación a medias (conoce más sobre el tema aquí). El boom fue asombroso. Tanto que, en la época de máximo esplendor, la comarca llegó a destinar un 60% de su territorio a la plantación de vid.

La población se multiplica, los núcleos urbanos cambian 

Como era de esperar, también la oferta de trabajo en el campo alcanzó picos históricos. Y así la comarca se convirtió en un importante punto de atracción para las familias de braceros que se instalaban en toda la comarca en búsqueda de empleo. Gracias a esos procesos migratorios, toda la comarca experimentaría un gran crecimiento demográfico y urbanístico que, en pocos años, la llevaría a duplicar su población. Utiel, concretamente, duplicó su población en pocos años a finales del XIX. 

Fue entonces cuando algunos caseríos evolucionaron a aldeas y los pequeños núcleos de población se convirtieron en pueblos, además de surgir nuevos barrios en Utiel y Requena. Había que alojar a esa nueva clase trabajadora del campo. Pero también era necesario incorporar nuevas áreas productivas. Por ejemplo, Utiel, que condensaba la mayor parte de la industria vitivinícola, vio crecer su famoso Barrio de las Bodegas o de la Estación, un área industrial que reunía bodegas, alcoholeras, destilerías y almacenes en las cercanías del ferrocarril. Sí, el mismo entorno donde actualmente se ubica la Bodega Redonda, sede del Consejo Regulador de la D.O.P. Utiel-Requena fue en los años finales del XIX un espacio geográfico que atrajo inversiones, locales y extranjeras. Fue un lugar creado por el vino y para el vino que llegó a concentrar, en unas pocas calles, la mayor cantidad de bodegas de toda España.

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